Plantas Carnívoras: 

Durante el siglo XVII, algunos científicos observaron y propusieron la existencia de plantas capaces de digerir pequeños insectos. Uno de ellos fue Darwin, quien reparó en este tipo de planta al observar gran cantidad de insectos adheridos en las hojas de Drosera y profundizó en este grupo publicando su libro “Plantas insectívoras”. Inicialmente se las denominó así, pero se han llegado a descubrir plantas que digieren arañas, invertebrados, y pequeños vertebrados como lagartos, murciélagos, ratones… Por ello, se acuñó el nombre de plantas carnívoras, como término más general. Las plantas carnívoras son organismos principalmente fotótrofos que han desarrollado mecanismos de atracción, captura y digestión de pequeños animales para conseguir un aporte extra de nutrientes como adaptación a ambientes con suelos pobres en nutrientes como nitrógeno, fósforo...como las turberas. Las plantas carnívoras obtienen la mayor parte de los nutrientes a partir del agua, sales minerales del suelo y fotosíntesis, y utilizan la digestión de animales como fuente complementaria de éstos. Las plantas carnívoras son autóctonas de la zona tropical, presentes en Asia, América y Australia y minoritariamente en Europa y África, aunque también existen géneros adaptados al clima templado. La mayoría viven en terrenos pantanosos, turberas, tierras ácidas...ambientes inhóspitos para la mayoría de las plantas. 

ADAPTACIONES DE LAS PLANTAS CARNÍVORAS

 El reto principal que las antecesoras de las plantas carnívoras tuvieron que afrontar fue la adaptación a ambientes deficientes en nutrientes, para lo que desarrollaron la estrategia “carnívora” de forma que conseguían esos nutrientes a partir de los animales que digerían. Para llevar a cabo esta estrategia tenían que adaptarse a tres fases diferentes: atracción, captura y digestión. Para la atracción las plantas carnívoras han desarrollado olores, néctares y colores vistosos. Como las plantas que se alimentan de moscas, que desprenden mal olor imitando el alimento que buscan las presas, o las que atrapan mariposas, que tienen colores vistosos y asemejan el olor de las flores polinizadas por estas.

Para la captura han modificado sus hojas, dando lugar a una diversidad muy grande y distintos tipos de trampas, que veremos a continuación.

 TRAMPAS 

Distinguimos entre plantas activas y trampas pasivas. Las trampas activas son aquellas que cazan a sus presas por medio de movimientos brusco, dejándolas encerradas sin poder escapar. Las trampas pasivas son en las que no se produce movimiento para la captura, de forma que las presas quedan atrapadas por líquidos, sustancias pegajosas… 

TRAMPAS ACTIVAS 

I) Trampas adhesivas:

 Sus hojas tienen emergencias pedunculares terminadas en una cabezuela recubierta por un epitelio glandular que secreta una sustancia viscosa y brillante que atrae a los animales. Estos quedan pegados a la cabezuela y al intentar escapar suelen rozarse con los otros pedúnculos, quedando más retenidos aún. Cuando la planta nota el estímulo mecánico que produce la presencia del animal, los pedúnculos se enrollan sobre si mismos mediante un mecanismo de crecimiento diferencial: las células de la cara opuesta a la zona de contacto con el animal crecen más rápido que las de la zona contactada.

 II) Trampas de succión

 Presentes en el género acuático de plantas carnívoras: Utricularia. Consisten en vejigas llenas de agua, con una abertura cerrada por un opérculo, que está rodeada de pelos táctiles secretores de sustancias atractivas, de forma que cuando son estimulados por algún animal, el opérculo se abate al interior y la vejiga se dilata, absorbiendo a la presa rápidamente.

 III)Trampas bivalvas o cepos

 Las poseen plantas carnívoras que tienen sus hojas divididas en dos lóbulos, cada uno de los cuales está densamente cubierto por pelos que secretan enzimas digestivas y néctar, y tres pelos sensoriales de alta sensibilidad. Los animales se ven atraídos por el néctar y cuando tocan dos veces un pelo sensorial, los lóbulos de la hoja se cierran atrapando al animal, el cual no puede escapar gracias a la presencia de espinas en el filo de la hoja. Este cierre se lleva a cabo por cambios de potencial eléctrico originados en los pelos sensoriales. 

TRAMPAS PASIVAS

 I) Jarras: 

 En carnívoras exóticas predomina la forma de jarra en el aparato captador. Estas jarras contienen normalmente agua en la que hay enzimas digestivas, que han sido secretadas por las paredes internas de la jarra. En el borde de ésta hay glándulas secretoras de néctar, cuya función es atraer a los animales. Estos se posan en él, y debido a su superficie muy lisa, resbalan al interior y caen en el líquido y allí son digeridos. Para la digestión, las hojas sintetizan enzimas digestivas que son secretadas para la digestión del animal. Algunas plantas carnívoras utilizan bacterias simbióticas que son las que digieren los animales (Darlingtonia). Otras especies son simbiontes con insectos, como Roridula y el insecto Pameridea roridulae, el cual se nutre de los insectos que hay atrapados en la planta y esta se nutre de los excrementos del insecto. 

COEVOLUCIÓN ENTRE PLANTAS CARNÍVORAS Y ANIMALES

 Las plantas carnívoras dependen de insectos polinizadores para su reproducción. Para asegurarla, las estructuras reproductivas, las flores, están separadas de las estructuras de captura. Pero el insecto polinizador tiene casi las mismas posibilidades de ser capturado y morir que de polinizar las flores y salir ileso. Por ello, en muchos casos, ha habido una evolución en el comportamiento de éstos de manera que no son atraídos por el tipo de planta a la que polinizan. También hay procesos de coevolución planta-animal sin fines reproductivos, como el ejemplo de las hormigas del género Colobopsis que pueden vivir en los zarcillos de Nepenthes e incluso zambullirse en el líquido digestivo y buscar alimento en él.

EXCITACIÓN Y MOVIMIENTOS DE LOS ÓRGANOS CAPTORES

En el caso de las trampas activas, la estimulación mecánica de los pelos sensibles conduce a un rápido cierre de los lóbulos, atrapando al insecto, ésta es seguida por el establecimiento de un potencial receptor que se propaga más tarde por un potencial de acción que se propaga por la superficie de la trampa a un velocidad de entre 60 y 170 mm s-1 y conduce al movimiento de cierre. Son necesarios más de un potencial de acción para lograr el cierre, así la planta es capaz de diferenciar un estímulo que no constituye presa (una hoja que cae) y la estimulación producida por una presa auténtica. El cierre también puede lograrse mediante un estímulo químico basado en efectos osmóticos, como por ejemplo una gota con disolución de NaCl al 30% inicia la actividad eléctrica y el movimiento.



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